miércoles, 14 de diciembre de 2016

La ternura de Rivera

Crujieron las 12 su compas de muerte
Alzamos las copas que escurren mil lluvias
Mientras a mi alma la ladee mi perro,
no me importa que no sea exacto el tino
O mejor dicho me da lo mismo
Dios quiera que nunca falte mi perro
Olfato aventurero de mi siervo manso
Su calor despojado de mis pelos
Junando pulgas de patios ajenos
Que se caiga tu promesa de viaje en invierno
Que profanen tumbas y mueran tiernos
Que fallen todas las primaveras y los cielos
Pero que nunca me falte mi perro
Porque con su languida lengua lamera mi suelo,
para alejar de mi, los gatos con su techo.
Ese tibio amor que entrega con silencio
Bebe mi insomnio y se recuesta en mi pecho
Jamas dudara de mi aunque tenga mil perros
Que vivan sin dudas o que abandone el que tiene premio
Pero que nunca me falte mi perro…

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