Su desnudez mentada
Y su cuerpo tan de nadie
Su voz de calles polvorientas
y su suplica de sal
Titubee ante sus aprontes
y deje huerfanas aventuras
En esos vientos del sur,
sus ojitos de descanso redentor
me dieron la duda que la escribe
Entre gordos que huelen a leña
y mentiras desbocadas
me bebi las patrañas del alivio
De promesas que la traen
a mis derroches y macanas,
al juego injusto de las madrugadas
y a mis juergas bienvenidas,
la insolencia de baratos licores.
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