La diferencia es la maravilla que sostiene,
la distancia que nos habita
en ese espacio que nos define,
por mas lenguas que diriman lujuriosas
los destinos de nuestras botas.
Entre nuestros brazos y nuestras frentes,
como gusanos se amontonan
los motivos que nos enfrentan.
Se mecen ciegos los apuros de la culpa
de haber perdido tanto tiempo en la memoria,
que reescribe con la misma tinta
los sabores de otros besos, en otras bocas.
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