domingo, 8 de octubre de 2017

Hasta que volvamos a pangea

Me gritó para romper las claridades
El odio la despeina, la anochece,
la vuelve de mentira, la devuelve siempre tarde.
Como una bandera que no le pertenece
ni a Dios ni a mi madre ni a mi patria.
izada en la vereda que no da el sol,
canto porque hablando no me entiende,
no me quiere, no me llora, no me extraña.
Cantando quizas me confunda en su memoria
con algun calor que le devuelve la risa,
esa que tira para adentro, como un carro
como golpes al agua, como infante hambre
que no se calma de grande, ni de viejo, ni en la muerte.

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